jueves, 15 de enero de 2015

Cambiemos nuestra manera de pensar


 

Leer | Efesios 4.20-24

Somos el producto de lo que pensamos. Por eso, es importante que elijamos bien dónde enfocar nuestra energía mental. Podemos aferrarnos a nuestros esquemas carnales y hallarnos, por eso, tropezando con impulsos y actitudes de amargura, orgullo y descontento. La opción inteligente es reprogramar nuestra manera de pensar, para armonizarla con la de Jesucristo.

Nuestros procesos mentales, tales como la manera como nos vemos a nosotros mismos y a los demás, y cómo abordamos los problemas, han sido programados por figuras de autoridad, la iglesia, los amigos e incluso los enemigos. Podemos elegir lo que influencia nuestra mente (p.ej., los medios), pero no todo (p.ej., nuestros padres).

Cuando aceptamos y retenemos información, elegimos las cosas que moldearán nuestra mente.

Reprogramar la mente es asunto de elegir creer y meditar en la verdad de Dios. Cuando usted recibe a Jesucristo como Salvador, su mente es renovada con la capacidad de pensar santamente. Puede que no parezca diferente al comienzo, pero cuanto más tiempo viva la vida cristiana y aplique los principios bíblicos, más cuenta se dará de que sus hábitos antiguos y su vieja manera de pensar se verán asfixiados. Sin embargo, cada vez que usted ceda a la tentación, da a los viejos patrones de pensamiento la oportunidad de aparecer y dominar primero su mente, y luego sus labios y sus manos.

La manera de asfixiar los pensamientos y las actitudes carnales, es llenar con frecuencia la mente con la Palabra de Dios (Sal 119.11). Si dejamos que nuestros pensamientos sean dirigidos por los pensamientos de Dios, que son los que conforman la Biblia, pensaremos, hablaremos y actuaremos de acuerdo con la voluntad de Él.

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