Nuestro Padre celestial quiere que sepamos cuánto nos ama y cuida de nosotros. Él lo ha dejado claro por medio de la:
- Revelación de sí mismo. Por la Biblia sabemos que el Creador nos hizo a su imagen, y que tiene un propósito para nuestra vida. También descubrimos que el pecado nos ha separado del Señor, pero Él tiene una solución a nuestro problema.
- Provisión de un Salvador. Estábamos cautivos por nuestra naturaleza pecaminosa, e incapaz de librarnos. Eso nos dejaba indefensos y perdidos, como ovejas sin pastor (Mt 9.36). Peor aun, estábamos bajo la pena de la muerte eterna, la separación eterna de Dios. Por el gran amor de nuestro Padre a la humanidad, envió a su Hijo unigénito para cargar con el castigo que merecíamos (Ro 6.23), y para darnos la vida eterna. Jesús nos rescató de la esclavitud del pecado, y nos reconcilió con el Padre. Lo que jamás podíamos hacer por nosotros mismos, Él lo hizo por nosotros. Aunque su provisión es gratuita para usted y para mí, el costo fue muy alto.
- Adopción de los creyentes. Cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo como nuestro Salvador, nos convertimos en hijos de Dios. La separación entre Él y nosotros desaparece; ya no somos sus enemigos, sino su familia. La presencia interior del Espíritu Santo es evidencia de que pertenecemos a Dios, y testimonio de su amor eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario